Jaime Barrientos González

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16 jun 2009

"Historias no oficiales"


Sunníes y chiitas esperan la llegada de un gran rey
EL MAHDI, UN MUSULMAN AMIGO DE CRISTO
Las últimas manifestaciones en la ciudad de Kerbala ¿Son una demostración de fuerza de la tendencia mayoritaria en Iraq auspiciada por Irán o se trata de algo más profundo? Lo que Occidente no ha comprendido es que muchos de ellos invocan la presencia del Mahdí, un hombre excepcional que salvará al orbe musulmán de su actual decadencia. Pero no es sólo un puñado de fanaticos quien pide la venida de ese libertador. Hasta el escritor y pensador marroquí Tahar Ben Jelloum, muy poco sospechoso de radicalismo religioso, ha escrito una carta abierta (Le Monde, 9 de abril 2003) titulada “Le monde arabe est fatigué” que comienza diciendo: “Una leyenda árabe dice que una vez cada cien años un hombre, ni héroe ni martir, un hombre providencial, una suerte de profeta laico, ( ) se eleva y salva una nación. Dotado de una autoridad natural, sabe que ha de revelarse a un pueblo dormido, un puelo anestesiado por una cruel fatalidad engendrada por la pasividad.”


De Oriente a Occidente se habla de un misterioso personaje, que ayudará a Cristo en su Parusía: en el Islám recibe el nombre de El Mahdi, para los portugueses es el rey Sebastián, los pueblos germánicos esperan al rey Federico III y los franceses al Rey de los merovingios.
En uno de los hadizes (dichos y hechos de Mahoma no recogidos en el Corán) de Muslim, Kitabul Fitn, se dice que “al final de los tiempos, Alá enviará al hijo de María. Descenderá sobre un minarete blanco al Este de Damasco. Estará vestido con dos paños de color azafrán y se apoyará en los hombros de dos ángeles. ( ) Los incrédulos morirán hasta donde alcance su aliento”. En varios hadizes más se habla de que “El Mahdi” (literalmente “El que es bien dirigido”) ayudará a Jesús, a quien los musulmanes consideran un profeta especialísimo, en su segunda venida o Parusía.
Pero, ¿quién es el Mahdi? Ni una palabra en el Corán acerca de este misterioso personaje. Para la facción chiita se trataría del Duodecimo Imám o Imám Oculto. Los sunnitas, en un hadiz, dicen que Mahoma aseguró que “El Mahdi pertenecerá a mi tribu y tendrá la frente ancha y la nariz prominente. Llenará la tierra de justicia, del mismo modo que antes estaba llena de opresión y tiranía, y gobernará durante siete años”. Es generalmente admitido que el Mahdí será descendiente de Fátima, hija del profeta Mahoma, que será un jefe de gran prestigio y pondrá fin al reino de la opresión y de la iniquidad en la tierra para hacer triunfar en ella la justicia y la fé. Según ciertas tradiciones, debe venir de Siria o de Jorasán, en los confines entre Irán y Afganistán aunque según otra tradición muy extendida en el Magreb, aparecerá en Marruecos, concretamente en Massa, lugar situado a orillas del Atlántico, al sur de Agadir y esta divergencia en su aparición es un dato de su difusión desde el Oriente al Occidente del orbe musulmán.
Para algunos ese Mahdi, fue encarnado por personajes como el califa fatimita tunecino Ubeyd Allah Al Mahdí, el marroquíIbn Tumart, fundador del imperio almohade a principios del siglo XII o, máscercano en el tiempo, el sudanés Muhsmmad Ahmad Abdalláh que en 1880 se creyó designado por el Cielo para purificar el mundo y guerreó con éxito contra las fuerzas angloegipcias. Ultimamente uno delos agraciados con tal denominación fue el egipcio Gamal Abdel Nasser, después se quiso asociar esta figura con la del ayatolá Jomeini, más tardele tocaría el turno al coronel Muamar El Gadafi y hasta Sadam Hussein y Osama Bin Laden han encarnado en algún momento, para muchos árabes, ese ideal. Pero, en realidad, a quien se refieren los chiíes es al duodécimo y último imám de la dinastía, a Mohamed AlMahdí, desaparecido misteriosamente en el año 874 en Samarra (Iraq). Se encontraría oculto desde entonces
Ibn Jaldún, en sus Prolegómenos (II, 158) dice que “los musulmanes siempre han creido que, hacia el final de los tiempos, aparecererá sin duda un hombre de la familia del Profeta, para fortalecer la religión y hacer triunfar la Justicia. Con el apoyo de sus fieles creyentes se convertirá en jefe de los reinos musulmanes y tomará el nombre de El Mahdí. Después vendrá EdDeddyal (El Anticristo) y se producirán acontecimientos que deberán señalar la inminencia de la última hora. Después de la venida del Deddyal, Jesús descenderá del cielo y le dará muerte o, según otra versión, el Mahdí descenderá con Jesús al mismo tiempo para ayudarle a acabar con el Anticristo y Jesús, al decir su plegaria, tendrá al Mahdi como imám (jefe espiritual) de su oración”.
Los Ahl el Haqq, (Fieles de la Verdad), secta fundada en el siglo XIV,rechazan discretamente la Segunda venida de Cristo a la Tierra, en carne y hueso y prefieren hablar de su “esencia divina”. Con datos en la mano, los únicos en asegurar que su profeta es el Mahdi es la Misión Ahmadia del Islám, movimiento creado en India a finales del siglo XIX por Mirza Ghulan de Qadiam. Afirman que Cristo murió en Cachemira a los 120 años de edad y que el fundador era el auténtico Mahdi y que había recibido de Dios, en 1882, la misión de refomar el mundo.

Esta figura del Imám oculto es muy querida en Irán e Iraq porque entronca directamente con la tradición persa que habla de Keresaspa, un exterminador de demonios que, después de innumerables hazañas, fue asesinado mientras dormía con la lanza de un turaniano. Pero a pesar de estar muerto sigue viviendo en una especie de animación suspendida de la que saldrá cuando la serpiente Zohak, encarnación del maligno Ahriman, rompa las cadenas que le atan desde hace siglos en el monte Demavend y se haga dueña del mundo. Será entonces cuando Keresaspa se levantará de su sueño y acabará con la serpiente de un mazazo.
Alejandro Magno, muerto a los 33 años tras fundar un imperio, es otro de los personajes “dormidos” en la escatología árabe que se levantará en el último Día para ayudar a los justos. Desde el desierto de Libia hasta más allá de Irán se habla de que quien consiga descubrir la tumba de Iskandar encontrará la espada que sirve para dominar el mundo.
Pero también el Occidente cristiano tiene sus propios Mahdí: La vidente Isabel Canorii predijo que después de estar oculto en algún desierto, un gran hombre conquistará el mundo en un periodo de seis años y su reinado durará tres y medio.
Según Eric Muraise. especialista en “el Gran Monarca”, la llegada de este Rey del Mundo será anunciada por una gran guerra en Europa. El “Rey de Blois”, vastago olvidado de los Capeto, descendiente del último rey merovingio y de la estirpe del rey David, llegará de una lejana isla para poner fin a las guerras y tensiones. Reinará sobre un imperio más basto que el romano y establecerá su capital en una ciudad pontificia. Reformará la iglesia, concretará la unidad cristiana y convertirá a los musulmanes. El Gran Rey depositará los signos del Imperio en el Monte de los Olivos, lo que anunciará una abdicación voluntaria en favor de otra persona.
De esta forma, surge una figura unida a la Parusía de Cristo y es la del Emperador del Mundo, o Rey Dormido, que ayudará a Jesús a destruir la obra del Maligno. Todas las culturas y religiones de todos los tiempos y lugares se han referido de una u otra forma a este personaje salvador que reconstruirá la civilización sobre sus cenizas.
Horacio y Virgilo, en la Edad Clásica, ya anunciaban la venida de un Apolo hiperbóreo y las profecías sibilinas bajo el gobierno de Augusto esperaban la llegada de un rey proveniente del cielo o del Sol. Lactante escribe que “el príncipe que restablecerá la justicia vendrá de las regiones extremas del Norte”. Y del Norte, de la mítica isla de Avalon regresará el rey Arturo.
El lama Kalu Rimpoché habla de “un rey que vendrá de Shambala, el señor violento de la rueda de hierro, que librará la guerra de Shambala”. Esta lucha se relaciona asimismo con la vuelta de Maitreya, el último bodhisattwa del ciclo, el equivalente del Kalki Avatara de los hindúes.
Más cercano en el tiempo y en el espacio se encuentra el rey Sebastián de Portugal, que desapareció en la batalla de Alcazarquevir en el año 1578. Para los pueblos germánicos existe la idea de que hay un emperador dormido, Federico III, que espera en el País del Preste Juan de las Indias el fin de los tiempos para volver areunirse con su pueblo a fin de luchar contra el Maligno. Según la hagiografía popular rusa, El zar Alejandro I, muerto de fiebres durante un viaje por Crimea, se convirtió, en realidad, en el heremita Fedor Kousmitch. Abona esta tesis el hecho de que cuando su tumba fue abierta muchos años después, en 1926, se encontraba vacia. Drácula, Vlad Tepes III el Empalador, voivoda de Valaquia entre los años 1448 y 1476, también regresará algún día para reinar eternamente. También su tumba está vacía.
Ogier , o Holger, de Dinamarca, paladín de carlomagno, se encuentra en realidad escondido en lo más profundo de una montaña o en los subterráneos del castillo de Kronburg, de donde surgirá al final de los tiempos para salvar a su país.
Se atribuye a San Agustín un horáculo según el cual el último rey de Francia reuniría al final de los tiempos el mundo entero bajo su cetro, inmediatamente antes de la venida del Anticristo.

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